La ciencia del lenguaje positivo (parte 3)
- franmartinezbm
- 18 sept 2016
- 5 Min. de lectura
Tercera y última entrada que le voy a dedicar a este gran libro:
LAS ENSEÑANZAS DE ZORBA: EL CAMINO DE LA ASERTIVIDAD
Para transformar nuestra realidad cotidiana debemos ser conscientes, poco a poco, de cómo nos comunicamos con los demás. Es el camino de la aservidad, un elemento indispensable para darnos y dar la buena vida. Nos cuesta mucho expresar cómo nos sentimos cuando alguien querido o de nuestro entorno más inmediato tiene un comportamiento que, bajo nuestro punto de vista, resulta poco adecuado: que un amigo llegue tarde, que un compañero de trabajo entregue un informe en mal estado, que nuestro hijo no recoja la habitación o que alguien nos trate injustamente. En esos momentos solemos callar, y seguimos callando hasta que ya no podemos más, hasta que la gota ya ha colmado el vaso y la emoción del enfado nos invade. Y entonces si decimos algo, pero lo decimos mal, tarde y con poca precisión. Sin embargo, si practicamos la asertividad, podremos generar vínculos más satisfactorios, seremos directos y amables, expresaremos exactamente cómo nos sentimos, siendo conscientes de la posibilidad de que esa persona cambie en algún momento su comportamiento inadecuado por otro más correcto. Por ello, te proponemos como herramienta practicar el espíritu de Zorba en algún momento de la vida.
El protagonista de la película Zorba el Griego, interpretado magníficamente por Anthony Quinn, simboliza una forma de estar en la vida, de pensar, actuar y, en definitiva, de amar. Porque ama su sombra, la música, la poesía, la fiesta, baila hasta el infinito y lo hace en serio, como si le fuera la vida en ello. Cuando baila se quita la chaqueta, la tira al suelo, se arremanga: <<baila, ha dicho usted bailar...>>, su entonación cambia, se vuelve más energética, entusiasta y decidida, maneja las manos y el lenguaje con gracia y acierto, con ritmo.
En los diez últimos minutos de la película todos querríamos ser como Zorba, tener su agilidad y frescura, sentirnos libres como él, con un punto de irresponsabilidad. En esos últimos minutos, Zorba arruina la vida del personaje que interpreta Alan Bates, pero, al mismo tiempo, se la salva. Después de que se venga abajo la obra de ingeniería que el segundo confía al primero, Zorba le dice algo que sólo son capaces de decirte los buenos amigos: <<Maldita sea, jefe, le aprecio demasiado como para no decírselo... usted lo tiene todo excepto una cosa: locura. Y un hombre necesita un poco de locura o si no... si no, nunca se atreverá a cortar la cuerda y ser libre...>>
Ser libre, así que de eso se trata, de cortar la cuerda, de poner un poco de locura a la propia vida y tomársela medio en broma, medio en serio, se trata de reírse de vez en cuando de uno mismo y darnos poca importancia, de relativizar, asomarnos al abismo de la vida o de la muerte y sonreír ante lo que allí vemos. Cada vez que lo hacemos, nos volvemos más ligeros, aliviamos la carga y nos concedemos, por fin, vivir por encima de nuestras realidades. La vida como un embarazo, todos los días la fecundamos o nos olvidamos de hacerlo, todos los días se pueden vivir como una oportunidad de sentirse libre y ejercer nuestra libertad, aunque sabemos que tenga un coste en forma de malentendido, herida, enfado o crítica.
A la mayoría nos gustaría ser Zorba o, al menos, tenerle cerca que nos susurre lo mismo, <<un poco de locura para que la vida se vuelva apetecible>>, porque también es bueno expresar, decirle al otro lo que piensas que tiene que mejorar, y decirlo desde el aprecio y el cariño, buscando emociones positivas, o al menos neutras, para explorar el maravilloso un comportamiento que no es adecuado; decirlo, saber decirlo con la emoción correcta es un aprendizaje que puede durar toda una vida. Así que nuestro consejo es que sigas a rajatabla los pasos que nos ofrece el lenguaje positivo:
1. Evitar determinadas palabras en ese momento: los términos absolutos (siempre, nunca, todos, nadie, nada...); el verbo ser, que juzga y etiqueta (<<es que tu eres...>>); los adjetivos que califican y van a continuación del verbo ser; palabras que nos retrotraigan al pasado y hagan referencia a heridas abiertas. Hay que decir las cosas de manera concreta, directa, sencilla, honesta. <<Como te aprecio demasiado... te lo digo>>
2. Es importante expresar el sentimiento y las consecuencias que provoca la conducta inadecuada, exponer de forma clara y concreta el daño que se está produciendo: <<Cuando llegas tarde a una reunión, el equipo se siente frustrado porque tenemos que retrasar la toma de decisión y el resto de las reuniones>>, Cuando dejas la habitación con ropa tirada, siento que no ayudas a que estemos bien en casa>>, etc.
3. Describir la conducta que se desea de una manera constructiva: <<Y por eso te pido que avises si vas a llegar tarde a una reunión, para poder empezar cuanto antes>>, << Y por eso te invito a que antes de irte al colegio recojas la ropa>>. Es muy interesante que en esta fase utilicemos verbos amables y asertivos como invitar, ofrecer, pedir...
Y por último, la segunda enseñanza de Zorba tiene que ver con cómo encajamos nuestros propios fallos, con cómo lidiamos con las equivocaciones o <<meteduras de pata>>. Se trata de aprender a encajar la derrota, los contratiempo, los errores propios y ajenos, de tener fair play con nosotros mismos y de avitar la terrible culpa que nos acecha, Zorba nos regala una estupenda frase para ello: Jefe, ¡ha visto usted alguna vez un desastre tan maravilloso!!>>.
Hay empresas que piden a los aspirantes a un cargo que en el curriculum añadan un apartado donde expresen las equivocaciones, las meteduras de pata, los intentos con resultado negativo más sonados. Fracasos que Zorba ha convertido en <<desastres maravillosos>>, que nos permiten vivir reconociéndonos y perdonándonos, situaciones que nos presenta la vida para que aprendamos a conocernos un poco mejor. Sin equivocaciones, sin derrotas, no hay vida que se precie. Nosotros no concebimos la vida sin altibajos, sin miedo, sin dolor y estamos aprendiendo no sólo a aceptar nuestros errores y defectos, sino también a maravillarnos de ellos y entender los de los demás, a borrar la culpa de los que tenemos delante, a comprender que eso forma parte genuina de la vida, quizá la más valiosa. Es una mantra que te recomendamos vivamente, ayuda a vivir mejor y a aceptarse mejor: cuando no salga bien algo en tu vida, no te lo tomes tan en serio, ríete un poco de ti y repítete la misma frase que Zorba le decía a su jefe: <<Jefe, ¡ha visto usted algún desastre más maravilloso!>>. Es algo realmente curativo.
Próximo libro "Padre rico, padre pobre"
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