La ciencia del lenguaje positivo (parte 2)
- franmartinezbm
- 10 sept 2016
- 4 Min. de lectura
De nuevo necesito una segunda entrada del mismo libro para recopilar mis hojas preferidas, no podía no dejar escrito esto:
LA HABILIDAD DE MIRAR LA VIDA EN PERSPECTIVA
El cerebro funciona con un sistema de preferencias con los años. Y así nuestras prioridades en la vida varían con el paso del tiempo. Comprender este cambio resulta esencial y eso es lo que se propuso investigar la psicóloga estadounidense Laura Carstensen:
Hace unos años, mis colegas y yo realizamos un estudio que seguía a un grupo de personas durante diez años. Originalmente, la muestra era de gente de 18 a 94 años. Estudiamos cómo sus experiencias emocionales cambiaban a medida que envejecían. Los participantes portaban buscapersonas por periodos de una semana, y los llamábamos aleatoriamente durante la mañana o la tarde. Y en cada llamada, les hacíamos esta pregunta: <<En una escala del 1 al 7, ¿cómo evaluaría su estado de felicidad, de tristeza o frustración?>>. De manera que nos hacíamos una idea de tipo de emociones y sentimientos que experimentaban diariamente.
Se trata de centrarnos en las experiencias diarias que afectan a nuestra forma de expresar el grado de felicidad que sentimos. Cómo lo experimentamos y por qué lo experimentamos así. Estamos valorando en qué fijamos nuestras miradas y a qué prestamos más atención, cómo hemos educado nuestro ver, cómo hemos educado nuestra atención y concentración. Cómo nos hemos entrenado a lo largo de los años para experimentar mayor o menor grado de satisfacción, de bienestar.
Las investigaciones de Cartensen añaden, además, un gran matiz a cómo recordamos y a qué prestamos atención según la edad que tenemos:
La gente mayor centra sus recursos cognitivos como la atención y la memoria en la parte positiva de la información. Si mostramos imágenes a personas de los tres grupos de edades y luego les pedimos que recuerden las imágenes que han visto; la gente mayor, contrariamente a los jóvenes recuerda más imágenes positivas que negativas. Pedimos a mayores y jóvenes que miraran rostros sonrientes y esquivaban los rostros enojados, coléricos. En la vida diaria, esto se traduce en más placer y satisfacción.
En el trabajo de Cartensen encontramos las primeras pistas para asegurar que vivir requiere una nueva habilidad para leer la parte positiva de la información. De toda la información no solamente de palabras, también de imágenes, sonidos, olores, sabores, toda la que entra por los sentidos. Leemos también la parte positiva de los recuerdos, vemos el futuro al proyectarlo en deseos, leemos el tiempo. El lenguaje, las palabras con la que nos narramos, es la herramienta que nos permite hacer esa lectura positiva.
Coincido con la apreciación del cirujano estadounidense Atul Gawande sobre la investigación de Laura Carstesen:
Si a medida que envejecemos vamos apreciando cada vez más los placeres y las relaciones cotidianas en vez de los logros, lo que poseemos y lo que adquirimos, y si eso nos parece satisfactorio, ¿por qué esperamos tanto tiempo para hacerlo? ¿Por qué esperamos hasta que somos viejos? Según el punto de vista más común, la razón es que esas lecciones resultan difíciles de aprender. Vivir es una especie de habilidad. La tranquilidad y la sabiduría de la vejez se logran con el tiempo.
Más allá de la edad, de cumplir años, la pregunta se centra en cuál es el motor de la vida afectiva y de la vida predictiva, del anclaje de las ilusiones y de los recuerdos. Cuál es nuestra estrategia de contabilidad mental, de nuestra disponibilidad temporal para la emoción y el riesgo, cuáles son nuestras evaluaciones emocionales y nuestros principios de expectativas, qué eventos consideramos improbables o qué probabilidades vividas desde dentro nos predisponen a leer en positivo la vida. ¿Por qué nos inclinamos a la confianza frente a la supresión de la misma?
La explicación que encuentra Carstesen consiste en la facultad humana de ver el tiempo de una vida, la conciencia de ser mortales: << Si hay una paradoja de la vejez, ésta consiste en reconocer que no viviremos eternamente y eso cambia de manera positiva nuestra perspectiva de la vida >>. Parece ser que la perspectiva del tiempo entra en juego, la sensación única e irrepetible que tenemos cada uno de nosotros de lo finito que es nuestro tiempo. El horizonte del tiempo se acorta y nuestros obstáculos cambian, las prioridades se vuelven más precisas ; al valorar la vida las cosas banales pierden importancia, quedan en segundo plano, y , en general, participamos más en actividades emocionalmente importantes.
Nuestro <<ver>> se desplaza, nuestra atención cambia nuestro comportamiento, nuestra atención cambia nuestro comportamiento, nuestra búsqueda de efectividad, de toma de decisiones,se reordena, sustituimos preguntas vitales, nuestra energía mental nos obliga una suerte de éxito: jugar a favor del tiempo.
Este libro si por algo se caracteriza es porque nos da unas pautas y una serie de actividades para tener nosotros el control de nuestro lenguaje y no que éste nos controle a nosotros. Pero yo no voy a publicar ninguna de esas actividades. Simplemente habita tus palabras y que cada vez que utilices una sea acompañada de un sentimiento y no que sea una palabra "vacía"
La razón por las que no voy a publicarlas es porque quiero hacer una selección... si quieres aprender más te aconsejo que te lo leas entero.
¡Hasta otra!
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